oct
04
Tenemos algo abandonada la mesa. Pongo el borrador de una historia (que todavía no termina por gustarme del todo):Soñé con un espacio de funciones cuadrado integrables. Era un mundo raro. Me encontraba, era un simple espectador, con la historia de la tragedia de una función. Cumplía con casi todas las características que toda función, en ese espacio, debía tener menos dos: no anticonmutaba ni se podía normalizar. Hablaba mucho con su dual. Esa función venía del extraño reino de las funciones duales, quienes también también formaban parte del espacio de las funciones cuadrado integrable.
La vida era difícil para esa función porque lo había intentaba todo. Se multiplicaba por pi, se dividía entre la raíz cuadrada de dos pi, entre otras cosas y no le funcionaba nada. No podía normalizarse. Algunas funciones amigas (cercanas) le sugiririeron varias veces que probara suerte en otros espacios pero ella siempre se negaba y suspiraba por encontrar el dual con quien finalmente pudiera normalizarse. Otros le decían que era cuestión que se mentalizara y que más temprano que tarde, encontraría la solución a su problema.
Por parte de sus funciones primitivas (supongo que sus padres o algún tipo de ancestro) le decían que buscara representar partículas bosónicas (las cuales igual que ella conmutaban) pero ella lloraba y les reprochaba que le quisieran impedir que realizara su sueño de ser una función -de onda- que representara fermiones pues ella creía firmemente en el principio de Pauli; porque ella no podía ocupar el mismo estado que otras funciones...
¡Ella sólo quería ser antisimétrica!
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