ene
07
Puntualidad
Nunca me había agradado tanto llegar puntual a alguna parte. Fue una puntualidad rara porque ni siquiera nos pusimos de acuerdo. Fue una casualidad. Llegué casi al mismo tiempo que el señor de los chicharrones. Ya no debo comerlos pero pedí unos para mantener vivas nuestras tradiciones. Me sorprendí al pedirlos con salsa.
Piensa en mí
Lo que intentaré hacer es una descripción (o algo parecido) de algunas cosas que sucedieron el día de hoy en el Bar Las Puentes. El Puentes es una cantina que está en el centro de la ciudad de Monterrey. A ese lugar voy desde 1998. El lugar no ha cambiado mucho. Cuando mucho el tarro de cerveza habrá aumentado cuatro pesos. Actualmente cuesta doce. No hay mucha variedad de bebidas pero las que hay no son muy caras. Tienen una radiola con canciones clásicas. Puedes encontrar desde Kiss hasta Rigo Tovar. A algunas de esas rolas les hemos cambiado la letra y las hacemos más divertidas.
Mientras escribía lo anterior me interrumpió un señor de la mesa de enfrente. Para esto yo quería sentarme en la barra pero descubrí que ya tengo lugar favorito y como estaba ocupado mejor me fui a una mesa (que al parecer también es mi favorita). Me puse a escribir y ahí fue cuando me interrumpió. Todo su jale era para decirme que me parezco a alguien que da clases en la facultad de contaduría en la metro. Ese alguien da clases de matemáticas. Sonreí y me limité a decirle mire usted qué casualidad, salud. Luego volteé a ver la televisión muda fingiendo ver con atención la joya cinematográfica de Rocky III. Seguí sonriendo porque me parece muy chistoso que la estrategia del personaje fuera la de recibir muchos golpes… la gracia consiste en que terminaba diciendo que él sabía lo que hacía pero eso no lo salvaba de la feroz putiza.
Al fondo, cuando me habló el tipo de la mesa de enfrente, se oía la canción que canta Luz Casal que lleva por nombre Piensa en mí. Eso me llevó al recuerdo de un señor llamado Pancho Moreno que me dijo que me parecía a unos que tenían un bar en alguna calle que está entre Cuauhtémoc y Pino Suárez. Pienso que más que encontrarme parecido a alguien se agüitó porque saludó a todos menos a mí (porque no nos conocemos nada más por eso) y por no dejar se inventó la historia. Eso me imagino yo.
Piensa en mí cuando sufras… cuando llores… también piensa en mí… cuando quieras quitarme la vida no la quiero para nada, para nada me sirve sin ti…
Esta canción la pusieron aproximadamente seis veces. Hubo protestas pero al señor no le importó. Hasta la gritaba con emoción para naaada me sirve sin tiiii… He de confesar que una de las últimas veces que la escuché me conmovió. Pero ya lo contaré más adelante.
Escándalo (Algo de suerte)
Después de un rato pusieron una canción que se llama Escándalo que dice no hagas caso de la gente, sigue la corriente y quiéreme más, que si esto es escandaloso es más vergonzoso no saber amar… Prefiero la versión de Marco Antonio Muñiz pero la que pusieron no estuvo mal.
Esa canción me hizo voltear a las paredes. No tiene nada de escandaloso pero antes había carteles o pósters de mujeres en bikini. Todavía quedan algunas pero las han ido quitando. En los espacios que han ido quitando los han ocupado con imágenes de los Beatles y de Jim Morrison. La que más me gustaba ver era a Heather Thomas. Ahora solamente queda una foto de ella. Antes tenían unas tres. También había uno de Maribel Guardia. Con ella, con ese póster, sucedió algo bien raro cuando Monterrey perdió la final contra Pumas. Por casualidad me senté en todos los partidos (los últimos seis o siete) pegado o enfrente de su imagen y Monterrey ganó siempre. Los partidos que perdió, los de la final, fueron los que vi en mi casa y por supuesto sin esa foto de la Maribel. Si fuera supersticioso diría que Monterrey perdió por mi culpa y por Maribel Guardia. Sería chistoso llegar alguna vez y decirle Maribel me caes mal porque por tu culpa perdió el Monterrey…
Rocky
Como ya mencioné en la televisión muda están pasando Rocky III y ya amenazaron con que sigue Rocky IV. Así, entre cheve y cheve, descubrí que tengo el mismo problema que Rocky (cuando lo noquearon en la III): tengo miedo. No tengo una esposa, como el personaje, que me diga que nunca me ha visto rendirse y eso me quebró. Tan alegre que estaba todo y por la película me puse triste. Efecto indeseado de la cheve a veces. Esa frase me llevó al sexto año y a la analogía chafa que hiciera (después) en donde la física hace las veces del campeón y mi rol es de retador. Mis aventuras decepcionantes de México y San Luis representaron dos visitas a la lona. El tercer round duró, igual que en la película, un montón. Al igual que en todas las películas de Rocky terminé madreado muy madreado.
Tal vez deba explicar que en sexto año vi Rocky IV y me marcó. ¿Por qué si lo tumbaban mil veces no se rendía? Puede ser que no sea el mejor ejemplo a seguir, y menos siendo un personaje de ficción, pero en el peor momento me aferré a eso. Daré información de más. Aprendí por ejemplo que no debo decir que algo me está costando un huevo pues de repente me empezó a doler uno. Ese malestar me duró un año. Se siente bien culero. No puedes estar sentado ni de pie ni acostado. Cualquier posición es incómoda. Cuando todo terminó, y ni siquiera puedo decir que haya ganado por nocaut, quedé muy jodido. Me quedó tos de fumador y no fumo, me salió un absceso en el cuello que nadie se atrevía a abrir y quitar todo de una vez (ganglios infartados o algo así). Me quitaron todo con medicamentos muy fuertes y sacando líquido una o dos veces por semana. Mientras tanto yo escribía mi tesis –los capítulos más “oscuros”, por así decirlo, los escribí en esa época- y todo el mundo me pedía paciencia y en el fondo empezaba a sentir que esto era más grande o más fuerte que yo. Claro nada más a mí se me ocurre ponerme en una situación así cuando bien pude tomarlo como una bendición y llevármela con calma pues no estaba becado y nadie me apuraba. Fue algo insoportable porque sentía la mirada burlona que me insinuaba te voy a volver a tumbar ,y de repente, como en la canciones de Caifanes, en una de esas caídas, ya no me iba a volver a levantar porque estaba muy cansado. ¡Tan cansado estuve que durante la defensa de mi tesis casi me quedo jetón!
Para acabar con esta parte puse la canción de Santana llamada Soul Sacrifice. Acabo con esta rola para contar que precisamente cuál es el miedo. Me costó mucho trabajo terminar el doctorado. Terminé jodido y eso es lo que me da miedo. Si le sigo, ¿cuánto me va a costar? ¿Qué nuevo dolor me va a dejar?
Nota: Además de los recuerdos la canción de piensa en mí no me ayudó mucho que digamos. En el tiempo que me tardé en escribir esa parte la pusieron tres veces seguidas.
¿A qué sabe tu olvido?
La intención original era la de contar algo completamente distinto. La película, las rolas y las cheves me llevaron por un camino inesperado. Admito que dos o tres veces se me salieron las lágrimas. Hubo un momento en que solamente nos quedamos dos –un señor que una vez le pidió al Silver, el de la barra, que le diera un foco. Nunca supe para qué lo quería-. Un ratito después llegaron otros dos. Su cotorreó fue diferente porque más que poner canciones en la radiola cantaron. La última que les oí cantar fue la de Tómate esta botella conmigo, y en el último trago nos vamos, quiero ver a que sabe tu olvido…
Me salí con la intención de comerme un bistec ranchero en el café Brasil así que ya no supe en qué terminó todo.
Pues a mí me gustó mucho el relato.
Gracias.
Joder, cómo duele el olvido... o mejor dicho... el recuerdo...
Pues, sí, hermano. Han sido rounds difíciles, pero sigues con los guantes puestos y eso es lo que más importa. No he contestado tu correo, pero pronto lo haré, entonces te platicaré el resto.
Muy melancólico post, por cierto, me hubiera encantado haber estado acompañándote esa noche. ¡Saludos!