Hoy me gustaría escribir sobre los pistos más tristes. Me gustaría escribir sobre esas cervezas azorrilladas que nadie quiere, sobre esos pomos que alguien echó a perder por dejarlo abierto y ahora tiene una colilla de cigarro o una mosca; sobre esos pistos que tienen la elaboración o los ingredientes perfectos pero la combinación no fue la adecuada -no hablo de los intomables porque esos tienen su propia personalidad-hablo de los que sigues la receta pero que algo les quedó mal; hablo de esas aguas locas que fueron hechas con harto carño y dedicación para emborrachar a los invitados pero son despreciadas...
Antes de irme quiero decir una bienaventuranza: bienaventurados los pistos que sí empedan.
Como tú bien dices: con ánimos de revivir este no-lugar en que no-body dice any-thing.
Buenísimo el comentario... lástima que hasta ahora caí en cuenta de que estaba aquí. Jejeje...
Saludos!!! (y ya deja de pasear "El compló Mongol"... ahora tendré que ver qué otro libro te regalo (y además que te regalo para tu cumpleaños, por cierto... )
Por cierto... ¡¡¡Bienaventurados sean!!!
Ya terminé el complot mongol. Ahora seguiré con Tiempo de Alacranes de Bef.
Saludos!