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Mesa No.21

Un no lugar para compartir...

El hombre de la Biblia

Me salí de mi casa a caminar. Luego fui a leer y a tomarme unas cheves a las jarras. La verdad es que ni leí ni escribí casi nada. Me la pasé bien. Después que salí de ahí empecé a caminar rumbo a Madero y ahí fue cuando empezó el desmadre. Di con un lugar en el que pensé que estaba trabajando Víctor. Entré nada más a decirle "gracias carnal por haberte salido del casca.... gracias a ti Mafer me dejó de hablar". Lo que pasó fue que Mafer, según ella siempre perdía mi número (y su celular), y como medida desesperada un día le dio el teléfono a Víctor. Como a él le convenía que fuera, lo consideraba una inversión supongo, le prestaba su celular y ella me hablaba.Pero no estaba, Quizá era otro lugar. Lo raro es que para cuando me di cuenta ya tenía en mis piernas a una chava que dijo llamarse Fernanda. "¡¿Fernanda?! ¿No te quieres llamar de otro modo", le pregunté. "No, así me llamó", dijo. Me recordó el problemón en el que nos metimos por culpa de una Fernanda el año antepasado un camarada y yo. Sucede que al final de cuentas nos sacaron del lugar a él por miar en la alfombra y a mi por guacarear... Esa fue una mala noche porque mi camarada terminó en el bote. Pero esa es otra historia.El chiste es que Fernanda seguía de bailar. Me salí antes de que se bajara. Le seguí en otro lugar llamado Lancelot (siempre me he preguntado qué diría Lancelot si supiera que su nombre iba a servir para el nombre de un teibol). Ahí fue cuando llamé la atención. No la buscaba pero la conseguí. Me empezaron a tirar carro porque "el camarada de los lentes no aplaude". Después me mandaron saludos que porque "al camarada de los lentes le gusta leer cuentos". ¿Quién me mandó saludos? Misterio. Para esto debo mencionar que andaba con una antología de cuentos que se llama "Los mejores cuentos mexicanos edición 2003". Lo compré el domingo en el Fondo de Cultura, el que está a dos o tres cuadras de Bellas Artes, por Lázaro Cárdenas. Lo compré porque uno de los cuentos es de un cuate. Su cuento lo leí en el café de tacuba, el que está a un lado de la estación Allende... ¿hay otro? Como ya dije me salí con la intención de leer en las jarras. No leí pero anduve cargando el libro. Lo que no sé es cómo supieron que eran cuentos...Me salí y crucé la calle. Entré al Bar Internacional. Ese Bar es el mismo en el que oí a la Sonora Dinamita en Semana Santa. No había nada. Bueno había música pero mejor salí a buscar un taxi que me llevara al Sabino. "Es martes y no debe de haber tanta gente", pensé.

Y así fue. No había mucha gente. Lo mejor de todo es que me encontré a Nelly. Con ella ya había bailado antes y la invité a bailar de nuevo. Me preguntó si yo iba seguido y como respuesta le dije que ya había bailado con ella. "Ah, es que tu cara ya la había visto". Mientras estábamos en esa conversación, esperando a que empezara la siguiente canción, llegó un vato a preguntarme si no quería pedir una canción. Le dije que no pero no se fue. Se quedó viendo el libro y me preguntó: "¿qué lees, la biblia?" No, es un libro de... y le enseñé el libro. Él me dijo que hacía no mucho rato había entrado un tipo a querer vender biblias... Así quedó. LUego Nelly siguió con el tema. Me dijo que le caía bien, que era buena onda, sensible (¿de dónde sacó que era sensible? ¿por el libro?) y honesto... No sé cómo sacó esas conclusiones pero estuvo chido porque se me pegó más. Me contó, a continuación una anécdota de alguien que entró a vender biblias y que les decía que ellas se iban a ir al infierno. No le entendí a lo demás porque había mucho ruido. Nada más le dije que sí y ella se quedó contenta... Siguió hablando pero no le oía nada.Un ratito después el mismo wey se acercó otra vez. Me dijo "oye hombre de la biblia, de veras no quieres una canción?" ¡Cuál Biblia!, le dije. Se rió bastante y se fue. En eso Nelly acercó su boca a mi oído y me susurró:" estoy segura que ya te pregunté cómo te llamas pero no me acuerdo... ¿cómo te llamas?" "Me llamó Beto", le contesté. "Ah, pues me caes muy bien Beto".Después volvió el otro cabrón para decirme lo mismo: "oye hombre de la Biblia, ¿no quieres una canción'". Pero esa última vez no necesité contestarle yo pues Nelly le dijo que no, que no quería pedir canciones. Estuve a punto de decirle que tuviera cuidado porque si seguía fastidiando las amigas de Nelly lo iban a agarrar a putazos. Sin embargo, no le dije nada porque pensé que ese no era un comentario apropiado para un hombre de la Biblia...
2 comentarios | Publicado por Ayax edit post

2 comentarios

  1. Ayax on 26/8/09 5:09 a. m.

    En mis pseudo vacaciones anduvo pensando que tal vez debería retirarme y ya no publicar aquí (ni en mi blog). Esto lo digo porque he andado sin ideas para escribir nada. Espero que esta historia al menos les resulte divertida...

     
  2. electrojazz on 26/8/09 9:57 a. m.

    eh, sí, bastante divertida, haha. Hombre de la biblia.

     


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